Hay gente que mataría o moriría por tener un poquito de fama. Y hay otro tipo gente: la inseminadora (mujeres y hombres). Sobre los que buscan tener importancia personal ya se habla demasiado. Hablemos de los inseminadores.Quizás seas uno de ellos (casi seguro!). Y empecemos por aquí: todos los humanos tenemos en común un conjunto de necesidades: de cobijo, de alimento, de agua, y también de afecto, de pertenencia, de reconocimiento básico... Pero ALGUNAS personas tienen, además, necesidades de otro orden. Se llaman metanecesidades son las que se corresponden con un plano más profundo: las que reclama el espíritu. Dentro de ellas hay una a la que responden los inseminadores: dejar una huella. De qué se trata? Veamos...
La gente inseminadora anda polinizando a otra gente, porque, lo sepa o no, está vibrando en conjunto con muchísimas otras personas que, en todo el mundo, harán alguna tarea para que otros reciban claridad, alegría, conocimiento, afecto, belleza... Como decía Raplh W. Emerson, están resueltos a dejar este mundo aunque sea un poquito mejor que como lo encontraron. Eso es "dejar una huella". En su ámbito de trabajo, en su familia, en su barrio, en su país, en el mundo... En el "dejar una huella" hay una conciencia esencial de que no estamos solos, de que la evolución y el bienestar de la Humanidad se hace de uno en uno, con la voluntad de cada individuo.
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