La energía de amar es la energía que impregna todo el universo, está a nuestra disposición y estamos contenidos en ella como el océano contiene a los peces, pero, al igual que los peces, fluimos por ella sin darnos cuenta, incapaces de vivirla conscientemente y ¡menos aún! de utilizarla como lo que es: una herramienta que crea, integra, materializa cosas y facilita intercambios.
Estamos todavía demasiado ciegos a esta corriente energética. La buscamos fuera cuando fluye dentro, no percibimos la capacidad que tiene de integrar los valores del ser y, menos aún de relacionar que la vida es vida, gracias a la energía de amar.