En El Escondite del Dragonfly, somos buscadores de la verdad y la libertad humana. No estamos vinculados a ninguna ideología, movimiento, organización, religión o secta...

viernes, 15 de julio de 2011

EL SILENCIO INTERNO

 El Silencio Interno es la puerta al Infinito. Cuando uno puentea la mente concreta, esa voz parloteante y obsesiva que se dedica a conjeturar, suponer, juzgar, y temer, uno alcanza un estado de fluidez y vibración que le permite conectar directamente con el mundo energético.
Si nos alzamos por encima de la mente discursiva llegamos al mar de la conciencia donde fluye el devenir preconceptual; y es desde aquí que uno pueda hablar de tu a tu con los elementos vivos que constituyen el “llegar a ser”. Para ello debemos volvernos abstractos, debemos enfocar nuestra voluntad desde un lugar más allá de la máscara personal. El herrero trabaja con el metal antes de que este se endurezca, trabaja sobre la materia candente, casi ígnea….Aquí el fuego nos da una clave secreta.

Pero aún si superamos la mente mecánica, nos encontraremos en un reino de impresionante poder en el que la voluntad se ha vuelto energética, pero no ha superado la importancia personal, no se ha conectado con el Amor, y este es el reino desde el que se focaliza el mal.
El aspirante espiritual debe superar también este peligroso estrato hasta alcanzar las regiones superiores, conectadas ya, con el poderoso reino búdico
Como dice Carlos Castaneda, citando a su maestro y guía Don Juan, el Silencio Interno es la puerta al Infinito. Cuando uno puentea la mente concreta, esa voz parloteante y obsesiva que se dedica a conjeturar, suponer, juzgar, y temer, uno alcanza un estado de fluidez y vibración que le permite conectar directamente con el mundo energético.
Si nos alzamos por encima de la mente discursiva llegamos al mar de la conciencia donde fluye el devenir preconceptual; y es desde aquí que uno pueda hablar de tu a tu con los elementos vivos que constituyen el “llegar a ser”. Para ello debemos volvernos abstractos, debemos enfocar nuestra voluntad desde un lugar más allá de la máscara personal. El herrero trabaja con el metal antes de que este se endurezca, trabaja sobre la materia candente, casi ígnea….Aquí el fuego nos da una clave secreta.
Pero aún si superamos la mente mecánica, nos encontraremos en un reino de impresionante poder en el que la voluntad se ha vuelto energética, pero no ha superado la importancia personal, no se ha conectado con el Amor, y este es el reino desde el que se focaliza el mal.
El aspirante espiritual debe superar también este peligroso estrato hasta alcanzar las regiones superiores, conectadas ya, con el poderoso reino búdico…

Como dice Carlos Castaneda, citando a su maestro y guía Don Juan, el Silencio Interno es la puerta al Infinito. Cuando uno puentea la mente concreta, esa voz parloteante y obsesiva que se dedica a conjeturar, suponer, juzgar, y temer, uno alcanza un estado de fluidez y vibración que le permite conectar directamente con el mundo energético.
Si nos alzamos por encima de la mente discursiva llegamos al mar de la conciencia donde fluye el devenir preconceptual; y es desde aquí que uno pueda hablar de tu a tu con los elementos vivos que constituyen el “llegar a ser”. Para ello debemos volvernos abstractos, debemos enfocar nuestra voluntad desde un lugar más allá de la máscara personal. El herrero trabaja con el metal antes de que este se endurezca, trabaja sobre la materia candente, casi ígnea….Aquí el fuego nos da una clave secreta.
Pero aún si superamos la mente mecánica, nos encontraremos en un reino de impresionante poder en el que la voluntad se ha vuelto energética, pero no ha superado la importancia personal, no se ha conectado con el Amor, y este es el reino desde el que se focaliza el mal.
El aspirante espiritual debe superar también este peligroso estrato hasta alcanzar las regiones superiores, conectadas ya, con el poderoso reino búdico…

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