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lunes, 16 de diciembre de 2013

DIARIO DE UN HACEDOR DE ALAS

EL LÍMITE

Observando los comentarios y opiniones veo que están transitando los bordes de sus esferas, descubriendo y promoviendo su propio universo ante los universos de los demás, donde sus leyes, dudas, certezas y errores forman su propia realidad.  Toda materia es en definitiva la proyección de su propia consciencia, donde el campo mórfico de su imaginación cristaliza la bruma de sus pensamientos, haciendo realidad lo imaginado si esto está dentro de su propia plantilla de existencia. Todo este proceso se lleva a cabo dentro de un molde acotado o límite de ejecución donde se desplaza nuestra particular esfera. Todo proceso cognitivo tiene que ejecutarse dentro de ese acotamiento, para tener una lógica comprensible y que nuestro bagaje psicológico pueda contenerlo. Hoy veremos de que se tratan esos límites de la consciencia, que le dan sustento a la existencia.

Como primera medida antes de comenzar a desarrollar este tema, es conveniente ponernos de acuerdo en el decodificador que utilizaremos para que todos comprendamos de que estamos hablando, y la mejor manera de hacer esto es leyendo el texto intentando no asociar arquetipos preestablecidos que puedan desviar la interpretación del contenido.  Comencemos con una idea muy simple, todo axioma está basado en la percepción del observador desde su esfera de consciencia, donde lo observado está dentro de los parámetros restringidos por los sentidos, sean estos naturales o artificiales, como instrumental de observación o medición. Nada de lo observado está fuera del rango del observador, y todo depende de las condiciones y espacio matricial de donde se mida, para que algo sea A o B. Por ejemplo, volviendo al tema del peral, éste existe desde el momento que alguien o algo observa que existe, pues antes de esto, para “nuestra percepción”, el peral es una probabilidad dentro de nuestra plantilla de existencia. Esta probabilidad se encuentra dentro de nuestra esfera como parámetro informático diciendo: “existe un peral que da peras”, porque alguien me dijo que el peral existía aunque nunca haya visto un peral. Esto sucede por el hecho de que la creación tiende a la conservación y economización de la energía, y todo es una probabilidad mientras la consciencia no lo abarque y transforme en particularidad. Cuando ese alguien ve al peral, el peral existe, pero en cuanto sale de su percepción, el peral es información consciente, y sólo existe como campo mórfico que guarda los datos del peral. Lo que sucede es que siempre hay alguien que observa al peral, sea un pájaro, un animal, u otro peral, así que éste tiende a existir, así sea sólo en proyección de “borrador”.

Para poder analizar la realidad en que nos encontramos, hay que acotarla a un entorno cuyos límites son lo que nuestra esfera de consciencia puede abarcar, siendo diferente para cada sujeto e igual para todos los objetos. ¿Qué quiero decir con esto? Que su límite será diferente al mío en percepción, observación y análisis, pero igual en información tridimensional dentro de un parámetro acotado entre el inconsciente colectivo y el consciente colectivo, siendo estos el piso y el techo del paradigma reinante en un conjunto evolutivo. Si hablamos de fractalización o campos mórficos, no será lo mismo analizarlo desde su particular punto de vista, si su límite está desfasado en tantos espacios con respecto a su interlocutor, pues uno contendrá percepciones que el otro no contiene porque su límite es menor, estarán hablando de lo mismo pero interpretando diferente, pues uno verá la copa y el otro el contenido, y como tanto uno como el otro es información, ninguno tendrá la razón. La creación en estos aspectos es sabia, y siempre crea espacios matriciales con puntos de observación fuera de los mismos espacios, para que el observador pueda observarse así mismo, por eso una realidad 3D, es 4 por 4 y no 3 por 3, pues contiene una dimensión no manifestada en su totalidad, para que la consciencia pueda ver al espacio matricial desde fuera, y comprender que el peral no es un árbol como lo percibimos, sino la información que lo forma. Cuando miramos un peral o un olmo, nos estamos observando a nosotros, pues está dentro de nuestro propio límite de eventos u horizonte de percepción.

Me resulta muy interesante ver como intentan exponer algo desde la tridimensionalidad, cuando nada es tridimensional, sino multidimensional, y la pera que cuelga del peral es el mismo peral, y el mismo peral es el observador que observa al peral. En el artículoIRG dije:
 “En la realidad general todo es posible, las leyes físicas de la realidad subjetiva no tienen sentido, porque sólo son aplicables en un universo tridimensional, limitado e ilusorio, donde el observador está separado de lo observado, siendo en realidad la misma cosa. Cuando usted duerme, en los sueños roza el universo de la realidad general, usted es a la vez una individualidad y una generalidad, es usted, pero también es el otro, y es el escenario mismo donde se desarrolla. Puede por consiguiente sentir lo que siente un árbol, o cualquier cosa inanimada como un edificio, y lo que en la vigilia sería imposible e incomprensible, en el sueño es lógico y normal, usted puede estar aquí y allá al mismo tiempo, puede volar, morir y nacer, ser uno, ser otro, rubio, morocho, subir una escalera que en realidad baja o todo lo imaginable que se le ocurra, el tiempo y el espacio tiene un sentido completamente diferente al que se conoce, y las limitaciones no existen. La realidad general se comporta como sus sueños, con una lógica diferente, la lógica del “Do”. Es el alma de todo, por consiguiente es todo y nada a la vez, son infinidad de universos coexistiendo en el mismo espacio, es el universo de lo cuántico, la semilla donde nace la realidad subjetiva, el núcleo del átomo divino. Cada universo existe en el protón de cada átomo de hidrógeno existente y estos cohabitan en un átomo primordial que la filosofía oriental conoce como la respiración de dios, el gran péndulo de la existencia.” 
Esto adelantaba, para el que supo leer los silencios, los límites de la consciencia, donde se marca el fin y el comienzo de lo observado. La fractalidad existe y no existe, el olmo da peras y no las da, la pera crece hasta el tamaño que puede soportar su consciencia y la del peral. Todo tiene el límite que le da la consciencia del observador, y un mono comprende más por viejo que por mono, por la consciencia que expandió en su existencia de mono. 

Fuente: http://detrasdeloaparente.blogspot.com.es

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