ANARQUÍA
La palabra “anarquía” deriva del griego ἀναρχία (anarkhia). Está compuesta del prefijo
griego ἀν- (an), que significa “no” o “sin”, y de la raíz arkhê (en griego ἀρχή, origen, principio, poder o mandato). La etimología del término designa, de una manera general, aquello desprovisto de principio director y de origen. Esto se traduce por ausencia de apriorismo, ausencia de norma, ausencia de jerarquía, ausencia de autoridad o ausencia de gobierno.
El anarquismo es una filosofía política y social que llama a la oposición y abolición del Estado entendido como gobierno y, por extensión, de toda autoridad, jerarquía o control social que se imponga al individuo, por considerarlas indeseables, innecesarias y nocivas. Sébastien Faure, filósofo anarquista francés, dijo: “Cualquiera que niegue la autoridad y luche contra ella es un anarquista”. Históricamente hablando, el anarquismo se centra en general en el individuo y en la crítica de su relación con la sociedad, su objetivo es el cambio social hacia una futura sociedad, en palabras de Pierre-Joseph Proudhon, “sin amo ni soberano”.
Podríamos definir y simplificar en términos conocidos a la anarquía por el párrafo anterior, pero vista desde el punto de la información consciente, esta definición queda encapsulada en el ámbito meramente sociocultural del espacio matricial 3D. Si queremos comprender la energía que representa la palabra anarquismo, tenemos, como todo buen observador, que montarnos por arriba de lo observado, y desde la torreta o el carajo, mirar hacia el horizonte viendo hasta donde se extienden las tierras o las aguas que la contienen. Para comenzar primero debemos comprender que toda ley, norma, orden o cualquier otra forma de organizar un entorno, está hecha por sujetos que obedecen a otras leyes, normas u órdenes que tienen una intención inicial y un propósito final claro y definido para lograr o llegar a un determinado fin, o sea que responden a unos intereses específicos y particulares de uno o más sujetos. Estos sujetos pueden ser reales o virtuales, reyes o estados, pero en definitiva son una élite o grupo que se cree siempre superior al conjunto, y por consiguiente capacitado para accionar por la mayoría, sea de forma autoritaria o engañosamente consensuada.
Cualquier sujeto real o virtual que tenga el poder sobre otros sujetos, sea conseguido por la fuerza o entregado por el engaño y la manipulación, toma el rol de soberano sobre todos los demás que se encuentra por debajo de la cúspide de la pirámide. Esto sucede simplemente por su energía inconsciente sobre una información consciente y caótica que no pueden decodificar por falta de consciencia. Traduciendo la frase, son monos en chancletas y camiseta queriendo aprender a manejar un Land Robert, leyendo un manual de una licuadora. Esto lleva a que todo accionar sea con el propósito de favorecer al mono no importando en absoluto a quien atropella en el intento de dominar el vehículo que lo contiene, produciendo una masacre a diestra y siniestra mientras el mono sigue leyendo el manual de como manejar una licuadora. Este burdo ejemplo resume lo mundano, pero no contiene lo principal, que es las macabras intenciones y oscuras energías de los que le dieron el manual y la inocente inconsciencia de los que le otorgaron el Land Roberd.
Toda sociedad moderna, sea de la forma que sea, está dentro de una agenda, que por lógica, después de conocer lo que conocemos, es propiedad de la Cábala. La cábala rige todo organismo social, económico, legal, político, religioso, cultural, financiero, educativo, sanitario, ect, etc, etc. nada está fuera de su control y nada se escapa a su agenda. Cualquiera que cumpla una norma, ley, disposición o costumbre social, está profesando la Cábala y es un cabalista de hecho. De esta manera la cábala dirige nuestras vidas y nuestros actos, dicta que se puede y que no se puede, que está bien y que está mal, cuanto se paga por nuestros bienes y derechos, que servicios se nos dan y de qué tipo, que educación, que economía, que salud, que libertades, que restricciones, que impuestos, que pensar, que decir, que usar, que creer, como vivir, como morir. El sujeto cábala, representado por un mono en chancletas y camiseta manejando un Land Roberd, es dueño y señor de todos nuestros pensamientos, palabras y obras, es el Amesterdamo Supremo Baphomet que rige nuestra particular existencia y al que le otorgamos poder supremo entregándole el Land Robert.
Todo esto sucede desde la esfera de inconsciencia del ego, pues desde la esfera de consciencia del Ser sería imposible que sucediera, porque toda consciencia que abarque al Ser y contenga al espíritu es anarquista por naturaleza, toda línea hiperbórea es anarquista, toda octava del DO es anarquista, toda creación es anarquista, todo Humano verdadero, libre y justo es anarquista, porque el anarquismo es el orden dentro del caos, es el algoritmo del espíritu, su propio juez y verdugo, su propio Amasterdamo que se debe a todo Humano y Virya, siendo responsable de su propia existencia y ordenando la información consciente desde la anarquía de su consciencia y energía. Uno de los representantes más significativos de la anarquía en la historia de la humanidad, y que ejemplifica todo lo que representa, fue, es y será, Jesús/Cristo. JC fue el anarquista por excelencia, a tal punto llegó su anarquía, que pese a su destino final, cumplió su propósito y logró su misión, y al día de hoy, es la piedra en el zapato sionista cabalístico que les impide a los amos avanzar como quisieran. Si la anarquía se hiciera presente en cada uno de nosotros, el sistema cabalístico entero caería exactamente en el término de 49 horas, una hora por cada plano poliédrico del espacio matricial 7x7 de la vida consciente, que contiene al algoritmo de la cábala. En cuarenta y nueve horas el mundo sería otro y el anarquismo sería nuestra forma de vida y liberación.
Después de la lectura de este artículo la pregunta lógica es ¿Cómo proceder en anarquismo y sobrevivir? Y la respuesta es otra pregunta, ¿Cómo procedemos en cábala y sobrevivimos? Sobrevivimos en cábala porque pagamos el costo, el tributo al mono para que nos permita creernos que tenemos libertades y derechos, cuando sólo tenemos restricciones y obligaciones, entonces para sobrevivir en anarquía, tenemos que saber hasta dónde estamos dispuestos a sacrificar nuestra cómoda burguesía, hasta donde estamos preparados para soportar la pasión y los clavos, hasta donde queremos llegar colgados en la cruz que nos armarán, hasta donde llegan nuestras prioridades y sacrificios, hasta donde queremos que nuestra consciencia llegue. En los mundos superiores la anarquía es la forma de existencia natural, y nadie hace nada que no quiera y pueda hacer, nadie está obligado, nadie es castigado, nadie tiene potestad sobre otros, todo está regido por el orden de la anarquía y la responsabilidad de la conciencia, y las únicas leyes a respetar son las leyes de la creación, como alguna vez lo hicieron nuestros ancestros indígenas hiperbóreos antes que la macabra cábala y sus monos en Land Roberd tuvieran el poder.
Para cerrar me gustaría redefinir el concepto de anarquía, para que su arquetipo ocupe el lugar que le corresponde dentro del paradigma actual. “El anarquismo es el instrumento que le da el equilibrio y el orden al caos, producto de la inconsciencia, el egoísmo y la desidia de nuestra actual existencia”. Si logramos vivir en anarquía sin desfallecer en el intento, lograremos primero liberarnos de nuestros miedos y luego liberarnos de la cábala que ordena artificialmente lo ya ordenado naturalmente. Todos nacemos en igualdad de derechos ante el Do, y la cábala se ocupa de que las condiciones sean las apropiadas para que esta igualdad no se cumpla, y que los únicos que tengan derechos sean los monos, y nosotros nos quedemos con las obligaciones gracias a la ausencia total de anarquía. La anarquía siempre es una herramienta individual, pues la misma organización anárquica limita al anarquismo como movimiento social, pues sus normas responderían a una agenda diferente, pero a una agenda al fin, así que la única manera de profesar el anarquismo mientras esta no sea nuestra forma de vida natural, es la individualidad. Mi anarquía me llevó a pagar costos altísimos y a un estado económico atroz por el castigo y la segregación, pero también a un estado de libertad inimaginable, donde el miedo no tiene cabida y nadie me puede obligar a cumplir algo que yo crea injusto o que no sienta y quiera cumplir, pero claro, yo ya elegí mis clavos y mi cruz hace tiempo, ahora le toca a ustedes elegir las suyas y “vivir en la transgresora rebeldía del anarquista, o morir en la segura y egoísta apatía del burgués…”
A. R+C 3366
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