¿Por qué soy vegano? (Gary Yourofsky, verano 2010)
Gary Yourofsky es periodista y locutor de radio, activista y defensor de los derechos de los animales. Sus acciones le han llevado a ser arrestado trece veces, y se le ha prohibido la entrada en cinco países. A pesar de todo, Gary Yourofsky es un orador muy solicitado y ha ofrecido sus conferencias sobre el veganismo y la defensa de los derechos de los animales a miles de estudiantes en todo EEUU. Yourofsky es el fundador de ADAPTT , una organización vegana que lucha por la abolición de la esclavitud, la explotación, el abuso y la matanza de animales.
En el verano de 2010, el activista Gary Yourofsky ofrecía una conferencia en la universidad Georgia Tech durante la que desmontaba mitos, presentaba evidencias y retaba a los oyentes a elegir de forma consciente y ética los productos que consumen. El orador, tras advertir que no hablaba en nombre de la institución que acogía su charla, y que no pretendía desmentir a ninguna religión, ya que estas especifican claramente “no matarás”, definía como esclavitud y holocausto el trato que los seres humanos están dando a los animales.
Cada año, en EEUU se matan 10.000 millones de animales terrestres y 18.000 millones de animales marinos. Y no los matamos por necesidad, ni en defensa propia. Solamente hay cuatro motivos que nos llevan a comer animales: costumbre, tradición, comodidad y sabor.
No importa la religión que profeses, tu ideología política ni tu clase social. Si hay algo claro es que el mundo en que vivimos necesita paz y compasión entre los seres que lo habitan. Al contrario de lo que afirman los dogmas religiosos y políticos, los animales no nos pertenecen. No son bienes, ni propiedad, ni son cosas inanimadas sin capacidad de razonar ni de sentir. Esa forma de verlos como si fueran máquinas no solamente es un error garrafal, es una locura.
Todos sabemos que los animales utilizan los ojos para ver, las patas para caminar, las alas para volar, las aletas para nadar, la boca para comer… ¿Por qué nos empeñamos en afirmar que los animales no utilizan el cerebro para pensar, para ser conscientes de sí mismos, observar su medio y tener sentimientos? ¿Así que absolutamente todos sus órganos tienen utilidad excepto el cerebro? No nos dejemos engañar por la enorme propaganda de quienes abusan de animales. Todos los anuncios que nos indican que debemos comer carne, que debemos sazonarla con un montón de queso, que tenemos que beber más leche, etc. siempre van entrelazados por anuncios de clínicas contra el cáncer, bebidas energéticas, píldoras dietéticas. Y nosotros, con nuestra ceguera, no nos damos cuenta de la relación, no vemos que están matando a los animales, nos están matando a nosotros y al planeta. Mi objetivo hoy es, si abrís vuestra mente, quitaros esa ceguera y reconectaros con los animales, despertar las emociones, los sentimientos y la lógica que han sido reprimidos de forma intencionada por nuestra sociedad.
Todos los niños son amantes y defensores de los animales. Cuando somos pequeños, los animales nos hacen felices y nosotros hacemos todo lo posible para protegerlos. Porque los niños diferencian muy bien lo que está bien y lo que está mal. Sin embargo, con el tiempo se nos enseña a ignorar su sufrimiento, a excusar su dolor, a burlarnos de su existencia. ¿Dónde comienza el cambio? ¿Quién nos enseña a ser tan malvados, crueles e indiferentes hacia los animales, que antes eran nuestros amigos, hacia esos seres inofensivos que nunca nos han hecho nada? Pues bien, debemos saber que el odio es la forma más pura de un comportamiento adquirido.
El racismo, el sexismo, la pedofilia, la xenofobia... Todos son comportamientos adquiridos. A los niños pequeños no les importa el color ni la religión de sus compañeros de juegos en el parque. Lo mismo ocurre con el especismo, término que define el amoral convencimiento de que la especie humana tiene todo el derecho de explotar, esclavizar y asesinar a otras especies, solamente porque estamos convencidos de que somos más especiales, superiores a los demás. Este convencimiento es la base de todas las formas de discriminación, y la discriminación nunca es bondadosa: se ceba en quien es distinto.
Me gustaría que adoptarais una mentalidad empática, que intentarais ver la situación desde el punto de vista del animal. Cuando uno no es la víctima, resulta bastante sencillo racionalizar la crueldad, la injusticia, la desigualdad, la esclavitud, e incluso el asesinato”.
Tras presentar un vídeo de cuatro minutos en el que se muestran imágenes de lo que ocurre dentro de un matadero, el orador solicita a la audiencia que se cuestione “si no es bueno para mis ojos, ¿por qué es bueno para mi estómago?”
No me extraña que McDonalds, Burger King o Wendys no nos enseñen estas imágenes en sus anuncios, sino dibujos animados de animales sonrientes que bailan y juegan en los prados. Es todo una mentira, un lavado de cerebro, una programación de la mente para que no te importen las cosas por las que normalmente te preocuparías, cosas que solían importarte. En estos momentos, en las autopistasestadounidenses hay 5.000 camiones en los que vacas, gallinas, cerdos, seres inocentes aterrorizados, son transportados a los mataderos, donde se les obligará a bajar del camión, se les colgará cabeza abajo y de donde saldrán troceados. ¿Conocéis alguna locura más grande que esta? Los consumidores de carne caminan por la calle como si su estilo de vida no estuviera causando ningún daño, como si fuera normal y natural consumir violencia y muerte. Creo que este comportamiento no tiene ninguna excusa, y menos viniendo de una especie que afirma que sabe diferenciar lo que está bien de lo que está mal.
Mi oferta es sencilla: ¿sabíais que, cuando salgáis por la puerta, podéis participar de forma activa en acabar con la masacre? Cada año doy unas 250 conferencias a unos 7.500 estudiantes y siempre encuentro frustrante que la gente venga a hablarme sobre la bondad y la compasión. Y no vengo aquí a venderos nada, ni a conseguir vuestras direcciones de email, ni a sacaros los cuartos. Vengo a hablaros sobre la terrible crueldad que está teniendo lugar en este planeta. Vengo a deciros que el veganismo es la forma de poner en práctica la compasión y la bondad de la que todo el mundo habla, vuestra opción de mostrar a los demás que de verdad sois pacifistas, vuestra oportunidad de formar parte de una auténtica revolución, de dejar una huella en el planeta causando el menor impacto posible.
Yo soy muy consciente de que los animales están sufriendo solamente porque nosotros, los seres humanos, nos encontramos en este planeta. Construimos nuestras casas en sus hábitats, contaminamos el medioambiente… ¿existe algún motivo por el que tengamos que maximizar su sufrimiento, la crueldad que sufren, simplemente para comérnoslos? El 98% de los animales que se maltratan y se matan en este planeta son víctimas de la industria de la carne, los huevos y los productos lácteos. En EEUU, una persona que consume carne se come durante toda su vida unos 3.000 animales terrestres y miles de animales marinos, según estadísticas de la propia USDA. Y lo hacemos porque siempre se nos ha dicho que el ser humano es omnívoro o carnívoro.
En realidad, el cuerpo humano es 100% herbívoro. Nuestros intestinos miden de 7 a 13 veces más que nuestro torso, al igual que los de todos los animales herbívoros del planeta. Sin embargo, la longitud del intestino de los verdaderos carnívoros tales como las hienas, los coyotes, los osos, tigres, leones, etc. es de 3 a 6 veces superior al de su torso. La razón de poseer un intestino corto es librarse de forma rápida de la carne en descomposición, de todas las proteínas, grasas saturadas, colesterol, triglicéridos… Por este motivo, los verdaderos carnívoros no tienen problemas de obstrucción en las arterias. ¿Y cuál es la enfermedad número uno de los seres humanos que escogen comer carne y productos lácteos? Fallo cardiaco debido a las arterias obstruidas. Ateroesclerosis. El ser humano, al igual que otros herbívoros, suda a través de los poros para refrigerarse. No jadeamos, como hacen los perros, los gatos o los leones para refrigerarse. Tampoco tenemos garras, la huella dactilar de los carnívoros y los omnívoros. Tenemos encimas digestivas de carbohidratos en la saliva, algo que solamente tienen los herbívoros, que se supone que tienen que comer toneladas de carbohidratos como frutas y hortalizas. Nuestros dientes son anchos, cortos y planos, como los de los demás herbívoros (los herbívoros cuentan con dientes caninos también, sin los que nos sería imposible comer ciertas frutas como manzanas, etc.) Nuestra mandíbula inferior puede moverse lateralmente, para mascar alimentos.
(...)
El motivo de que, si a un niño de dos años lo sientas en una guardería con un conejo y una manzana se comerá la manzana y no al conejo es que el ser humano no tiene instintos carnívoros ni omnívoros. La necesidad de comer productos lácteos y cárnicos es un hábito adquirido, no un instinto. Así que yo os reto: comed los productos que provengan de la tierra. Todos los minerales, nutrientes y vitaminas, proteínas, calcio, hierro, potasio, todo está disponible en su fuente original, antes de que se las hayan comido los animales. ¿Os dais cuenta de que las personas que comen animales lo hacen después de que aquellos hayan comido los alimentos que les ofrece la tierra? Mi propuesta es que dejéis de filtrar vuestros nutrientes en el cuerpo de otros seres. Id directamente a la fuente: frutas, verduras, nueces, semillas, gramíneas, leguminosas… Ninguno de estos alimentos os hará daño, no os provocarán enfermedades y tampoco estaréis dañando a otros seres en el proceso.
Sin embargo, si consumimos algo que camina, vuela o nada, esto es anormal. ¿De dónde creéis que vienen las enfermedades, del brócoli? ¿De los melocotones, las fresas, las manzanas, los pepinos? Si estáis pensando en los raros brotes de e.coli o salmonelosis, tened en cuenta cuál es la única fuente de estas bacterias: la mierda humana y animal. El problema es que los comedores de carne quieren miles de millones de animales para comer, por lo que tenemos que producir a gran escala. Y por favor, tened en cuenta que la cría de miles de millones de animales no tiene nada que ver con dios, ni con la evolución, es solamente un negocio.
Lo que nos lleva al motivo de por qué tenemos cursos de ganadería en la universidad: porque cuando criamos miles de millones de animales, estos producen billones de toneladas de heces que se introducen en las capas freáticas y se filtran en los cultivos, acabando en el agua con que regamos nuestros alimentos.
Pero todas nuestras dolencias más graves, las enfermedades y paros cardíacos, la mayoría de los cánceres (cáncer de próstata, de colon, de mama, de páncreas, de ovarios…), las enfermedades renales, la diabetes, osteoporosis, hipertensión, obesidad, asma… Todas vienen provocadas por cuatro factores principalmente, que se encuentran en la leche, el queso, la carne y los huevos: colesterol, grasas saturadas, ácidos trans y proteína animal.
Cuando uno se hace vegano elimina de forma completa el colesterol de su dieta, ya que este proviene exclusivamente de los huevos, la carne, la leche y el queso. El cuerpo, por su parte, produce colesterol él mismo, el denominado “buen” colesterol. Cuando te haces vegano eliminas el 95% de las grasas saturadas de tu dieta, y puedes eliminar todos los ácidos trans naturales. La proteína animal es demasiado ácida para el ser humano, que no la procesa adecuadamente. Este es el motivo de que una de cada tres personas que se alimentan con productos cárnicos contraerá cáncer. También es uno de los mayores causantes de osteoporosis. Cuando la proteína de la carne entra en el cuerpo, hace que la sangre se vuelva ácida de forma instantánea. Para neutralizar esta acidez, el cuerpo tiene que recurrir al fosfato de los huesos. El calcio y el fosfato son los componentes del hueso: si uno desaparece el otro también. Cuando el cuerpo utiliza el fosfato, el calcio es eliminado a través de la orina. Por eso, todos los estudios epidemiológicos muestran que las sociedades que consumen gran cantidad de proteína animal tienen los peores índices de osteoporosis, fracturas óseas y cáncer. Sin embargo, las sociedades que consumen muy pocas o ninguna proteína animal, las culturas veganas o vegetarianas como la hindú, budista, rastafaris, etc. tienen muy bajos índices, si no cero, de osteoporosis, fracturas óseas y cáncer.
(…)
He aquí las mentiras de la industria de los productos lácteos: según ellos, el motivo de su existencia es proveernos a todos de calcio. Gracias a su publicidad y al apoyo del USDA, EEUU tiene el mayor consumo de productos lácteos per cápita del mundo entero. Ni siquiera puedes comerte un sándwich sin queso o una ensalada a la que no le hayan puesto queso encima. En esta sociedad enganchada al queso, en la que no podemos pasar ni una sola comida, por no hablar de un día entero o una vida entera sin él, ¿cómo puede ser que en la actualidad haya tres anuncios distintos de suplementos de calcio? Si obtenemos todos los nutrientes que necesitamos de la carne, ¿cómo puede ser que todos los supermercados cuenten con una sección de complejos vitamínicos y suplementos de calcio? La respuesta es que la proteína animal no permite que asimilemos todos estos nutrientes y, al acidificar la sangre, nuestro cuerpo se desprende del calcio de los huesos. ¿Por qué tenemos que tomar fibra aparte de nuestra dieta? Si nos comiéramos una pera o una manzana de vez en cuando, todos nuestros problemas de estreñimiento se solucionarían.
Así que, resumiendo, solamente existen cuatro motivos para comer carne, queso, leche y huevos: costumbre, tradición, comodidad y sabor.
Por otro lado, las sociedades consumidoras de carne son la causa raíz del hambre en el mundo: el 65% de la producción anual de cereales de todo el mundo se destina a alimentar a los 53.000 millones de animales terrestres que se matan cada año en este planeta. Eso sin contar con las decenas de miles de millones de animales marinos de las actuales piscifactorías. ¿Por qué no utilizar esos cultivos para alimentar a los 6.500 millones de habitantes del planeta? Si, además, añadimos la contaminación de la tierra, las aguas, la deforestación, las emisiones de gas de efecto invernadero… la causa número uno es la ganadería.
Volviendo entonces al motivo del sabor para comer carne: a mí también me encantan el sabor de la carne, los huevos, la leche, el queso. Yo no dejé de consumirlos porque no me gustaran, sino por una cuestión moral. Por decencia, por compasión hacia los animales con los que comparto el planeta. Y he aquí lo bueno de ser vegano hoy en día: que puedes lograr el mismo olor, sabor y textura de la carne, el queso y los huevos. Existen un montón de empresas que producen la versión vegana de los alimentos que os gustan a partir de soja, trigo, arroz y cáñamo. Existen los alimentos étnicos: la comida india, mexicana, de oriente medio, italiana, asiática… lo único que hay que hacer es sustituir la carne por tofu y tenemos una increíble variedad de platos y sabores entre los que elegir. Ser vegano no quiere decir comer aburrido.
Entiendo que hasta ahora muchos de vosotros podíais no contar con esta información. Pero ahora todo ha cambiado. Después de esta conferencia, cuando salgáis por esa puerta, podéis escoger ser radicalmente bondadosos y nunca más dañar de forma premeditada a otro animal para vuestro desayuno, comida o cena. Esas criaturas nunca se han aprovechado de vosotros ni os han hecho ningún tipo de daño, así que lo menos que podéis hacer es tratarlas por igual. También podéis seguir siendo radicalmente crueles, mantener el estado de las cosas tal y como está, aseguraros de que los animales no tienen libertad, de que se les roban sus bebés, se les cortan los picos y los cuernos, que pasan toda su vida amenazados por el cuchillo. Solamente espero vuestra decisión sea la acertada.
Tened en cuenta que el veganismo no se practica por cuestiones de salud. Un vegano come lo que come por altruismo, liberándose de su egoísmo, haciendo algo generoso por otros sin esperar nada a cambio.
Fuente: ladyverd.com - ¿Por qué soy vegano?
En el verano de 2010, el activista Gary Yourofsky ofrecía una conferencia en la universidad Georgia Tech durante la que desmontaba mitos, presentaba evidencias y retaba a los oyentes a elegir de forma consciente y ética los productos que consumen. El orador, tras advertir que no hablaba en nombre de la institución que acogía su charla, y que no pretendía desmentir a ninguna religión, ya que estas especifican claramente “no matarás”, definía como esclavitud y holocausto el trato que los seres humanos están dando a los animales.
Cada año, en EEUU se matan 10.000 millones de animales terrestres y 18.000 millones de animales marinos. Y no los matamos por necesidad, ni en defensa propia. Solamente hay cuatro motivos que nos llevan a comer animales: costumbre, tradición, comodidad y sabor.
No importa la religión que profeses, tu ideología política ni tu clase social. Si hay algo claro es que el mundo en que vivimos necesita paz y compasión entre los seres que lo habitan. Al contrario de lo que afirman los dogmas religiosos y políticos, los animales no nos pertenecen. No son bienes, ni propiedad, ni son cosas inanimadas sin capacidad de razonar ni de sentir. Esa forma de verlos como si fueran máquinas no solamente es un error garrafal, es una locura.
Todos sabemos que los animales utilizan los ojos para ver, las patas para caminar, las alas para volar, las aletas para nadar, la boca para comer… ¿Por qué nos empeñamos en afirmar que los animales no utilizan el cerebro para pensar, para ser conscientes de sí mismos, observar su medio y tener sentimientos? ¿Así que absolutamente todos sus órganos tienen utilidad excepto el cerebro? No nos dejemos engañar por la enorme propaganda de quienes abusan de animales. Todos los anuncios que nos indican que debemos comer carne, que debemos sazonarla con un montón de queso, que tenemos que beber más leche, etc. siempre van entrelazados por anuncios de clínicas contra el cáncer, bebidas energéticas, píldoras dietéticas. Y nosotros, con nuestra ceguera, no nos damos cuenta de la relación, no vemos que están matando a los animales, nos están matando a nosotros y al planeta. Mi objetivo hoy es, si abrís vuestra mente, quitaros esa ceguera y reconectaros con los animales, despertar las emociones, los sentimientos y la lógica que han sido reprimidos de forma intencionada por nuestra sociedad.
Todos los niños son amantes y defensores de los animales. Cuando somos pequeños, los animales nos hacen felices y nosotros hacemos todo lo posible para protegerlos. Porque los niños diferencian muy bien lo que está bien y lo que está mal. Sin embargo, con el tiempo se nos enseña a ignorar su sufrimiento, a excusar su dolor, a burlarnos de su existencia. ¿Dónde comienza el cambio? ¿Quién nos enseña a ser tan malvados, crueles e indiferentes hacia los animales, que antes eran nuestros amigos, hacia esos seres inofensivos que nunca nos han hecho nada? Pues bien, debemos saber que el odio es la forma más pura de un comportamiento adquirido.
El racismo, el sexismo, la pedofilia, la xenofobia... Todos son comportamientos adquiridos. A los niños pequeños no les importa el color ni la religión de sus compañeros de juegos en el parque. Lo mismo ocurre con el especismo, término que define el amoral convencimiento de que la especie humana tiene todo el derecho de explotar, esclavizar y asesinar a otras especies, solamente porque estamos convencidos de que somos más especiales, superiores a los demás. Este convencimiento es la base de todas las formas de discriminación, y la discriminación nunca es bondadosa: se ceba en quien es distinto.
Me gustaría que adoptarais una mentalidad empática, que intentarais ver la situación desde el punto de vista del animal. Cuando uno no es la víctima, resulta bastante sencillo racionalizar la crueldad, la injusticia, la desigualdad, la esclavitud, e incluso el asesinato”.
Tras presentar un vídeo de cuatro minutos en el que se muestran imágenes de lo que ocurre dentro de un matadero, el orador solicita a la audiencia que se cuestione “si no es bueno para mis ojos, ¿por qué es bueno para mi estómago?”
No me extraña que McDonalds, Burger King o Wendys no nos enseñen estas imágenes en sus anuncios, sino dibujos animados de animales sonrientes que bailan y juegan en los prados. Es todo una mentira, un lavado de cerebro, una programación de la mente para que no te importen las cosas por las que normalmente te preocuparías, cosas que solían importarte. En estos momentos, en las autopistasestadounidenses hay 5.000 camiones en los que vacas, gallinas, cerdos, seres inocentes aterrorizados, son transportados a los mataderos, donde se les obligará a bajar del camión, se les colgará cabeza abajo y de donde saldrán troceados. ¿Conocéis alguna locura más grande que esta? Los consumidores de carne caminan por la calle como si su estilo de vida no estuviera causando ningún daño, como si fuera normal y natural consumir violencia y muerte. Creo que este comportamiento no tiene ninguna excusa, y menos viniendo de una especie que afirma que sabe diferenciar lo que está bien de lo que está mal.
Mi oferta es sencilla: ¿sabíais que, cuando salgáis por la puerta, podéis participar de forma activa en acabar con la masacre? Cada año doy unas 250 conferencias a unos 7.500 estudiantes y siempre encuentro frustrante que la gente venga a hablarme sobre la bondad y la compasión. Y no vengo aquí a venderos nada, ni a conseguir vuestras direcciones de email, ni a sacaros los cuartos. Vengo a hablaros sobre la terrible crueldad que está teniendo lugar en este planeta. Vengo a deciros que el veganismo es la forma de poner en práctica la compasión y la bondad de la que todo el mundo habla, vuestra opción de mostrar a los demás que de verdad sois pacifistas, vuestra oportunidad de formar parte de una auténtica revolución, de dejar una huella en el planeta causando el menor impacto posible.
Yo soy muy consciente de que los animales están sufriendo solamente porque nosotros, los seres humanos, nos encontramos en este planeta. Construimos nuestras casas en sus hábitats, contaminamos el medioambiente… ¿existe algún motivo por el que tengamos que maximizar su sufrimiento, la crueldad que sufren, simplemente para comérnoslos? El 98% de los animales que se maltratan y se matan en este planeta son víctimas de la industria de la carne, los huevos y los productos lácteos. En EEUU, una persona que consume carne se come durante toda su vida unos 3.000 animales terrestres y miles de animales marinos, según estadísticas de la propia USDA. Y lo hacemos porque siempre se nos ha dicho que el ser humano es omnívoro o carnívoro.
En realidad, el cuerpo humano es 100% herbívoro. Nuestros intestinos miden de 7 a 13 veces más que nuestro torso, al igual que los de todos los animales herbívoros del planeta. Sin embargo, la longitud del intestino de los verdaderos carnívoros tales como las hienas, los coyotes, los osos, tigres, leones, etc. es de 3 a 6 veces superior al de su torso. La razón de poseer un intestino corto es librarse de forma rápida de la carne en descomposición, de todas las proteínas, grasas saturadas, colesterol, triglicéridos… Por este motivo, los verdaderos carnívoros no tienen problemas de obstrucción en las arterias. ¿Y cuál es la enfermedad número uno de los seres humanos que escogen comer carne y productos lácteos? Fallo cardiaco debido a las arterias obstruidas. Ateroesclerosis. El ser humano, al igual que otros herbívoros, suda a través de los poros para refrigerarse. No jadeamos, como hacen los perros, los gatos o los leones para refrigerarse. Tampoco tenemos garras, la huella dactilar de los carnívoros y los omnívoros. Tenemos encimas digestivas de carbohidratos en la saliva, algo que solamente tienen los herbívoros, que se supone que tienen que comer toneladas de carbohidratos como frutas y hortalizas. Nuestros dientes son anchos, cortos y planos, como los de los demás herbívoros (los herbívoros cuentan con dientes caninos también, sin los que nos sería imposible comer ciertas frutas como manzanas, etc.) Nuestra mandíbula inferior puede moverse lateralmente, para mascar alimentos.
(...)
El motivo de que, si a un niño de dos años lo sientas en una guardería con un conejo y una manzana se comerá la manzana y no al conejo es que el ser humano no tiene instintos carnívoros ni omnívoros. La necesidad de comer productos lácteos y cárnicos es un hábito adquirido, no un instinto. Así que yo os reto: comed los productos que provengan de la tierra. Todos los minerales, nutrientes y vitaminas, proteínas, calcio, hierro, potasio, todo está disponible en su fuente original, antes de que se las hayan comido los animales. ¿Os dais cuenta de que las personas que comen animales lo hacen después de que aquellos hayan comido los alimentos que les ofrece la tierra? Mi propuesta es que dejéis de filtrar vuestros nutrientes en el cuerpo de otros seres. Id directamente a la fuente: frutas, verduras, nueces, semillas, gramíneas, leguminosas… Ninguno de estos alimentos os hará daño, no os provocarán enfermedades y tampoco estaréis dañando a otros seres en el proceso.
Sin embargo, si consumimos algo que camina, vuela o nada, esto es anormal. ¿De dónde creéis que vienen las enfermedades, del brócoli? ¿De los melocotones, las fresas, las manzanas, los pepinos? Si estáis pensando en los raros brotes de e.coli o salmonelosis, tened en cuenta cuál es la única fuente de estas bacterias: la mierda humana y animal. El problema es que los comedores de carne quieren miles de millones de animales para comer, por lo que tenemos que producir a gran escala. Y por favor, tened en cuenta que la cría de miles de millones de animales no tiene nada que ver con dios, ni con la evolución, es solamente un negocio.
Lo que nos lleva al motivo de por qué tenemos cursos de ganadería en la universidad: porque cuando criamos miles de millones de animales, estos producen billones de toneladas de heces que se introducen en las capas freáticas y se filtran en los cultivos, acabando en el agua con que regamos nuestros alimentos.
Pero todas nuestras dolencias más graves, las enfermedades y paros cardíacos, la mayoría de los cánceres (cáncer de próstata, de colon, de mama, de páncreas, de ovarios…), las enfermedades renales, la diabetes, osteoporosis, hipertensión, obesidad, asma… Todas vienen provocadas por cuatro factores principalmente, que se encuentran en la leche, el queso, la carne y los huevos: colesterol, grasas saturadas, ácidos trans y proteína animal.
Cuando uno se hace vegano elimina de forma completa el colesterol de su dieta, ya que este proviene exclusivamente de los huevos, la carne, la leche y el queso. El cuerpo, por su parte, produce colesterol él mismo, el denominado “buen” colesterol. Cuando te haces vegano eliminas el 95% de las grasas saturadas de tu dieta, y puedes eliminar todos los ácidos trans naturales. La proteína animal es demasiado ácida para el ser humano, que no la procesa adecuadamente. Este es el motivo de que una de cada tres personas que se alimentan con productos cárnicos contraerá cáncer. También es uno de los mayores causantes de osteoporosis. Cuando la proteína de la carne entra en el cuerpo, hace que la sangre se vuelva ácida de forma instantánea. Para neutralizar esta acidez, el cuerpo tiene que recurrir al fosfato de los huesos. El calcio y el fosfato son los componentes del hueso: si uno desaparece el otro también. Cuando el cuerpo utiliza el fosfato, el calcio es eliminado a través de la orina. Por eso, todos los estudios epidemiológicos muestran que las sociedades que consumen gran cantidad de proteína animal tienen los peores índices de osteoporosis, fracturas óseas y cáncer. Sin embargo, las sociedades que consumen muy pocas o ninguna proteína animal, las culturas veganas o vegetarianas como la hindú, budista, rastafaris, etc. tienen muy bajos índices, si no cero, de osteoporosis, fracturas óseas y cáncer.
(…)
He aquí las mentiras de la industria de los productos lácteos: según ellos, el motivo de su existencia es proveernos a todos de calcio. Gracias a su publicidad y al apoyo del USDA, EEUU tiene el mayor consumo de productos lácteos per cápita del mundo entero. Ni siquiera puedes comerte un sándwich sin queso o una ensalada a la que no le hayan puesto queso encima. En esta sociedad enganchada al queso, en la que no podemos pasar ni una sola comida, por no hablar de un día entero o una vida entera sin él, ¿cómo puede ser que en la actualidad haya tres anuncios distintos de suplementos de calcio? Si obtenemos todos los nutrientes que necesitamos de la carne, ¿cómo puede ser que todos los supermercados cuenten con una sección de complejos vitamínicos y suplementos de calcio? La respuesta es que la proteína animal no permite que asimilemos todos estos nutrientes y, al acidificar la sangre, nuestro cuerpo se desprende del calcio de los huesos. ¿Por qué tenemos que tomar fibra aparte de nuestra dieta? Si nos comiéramos una pera o una manzana de vez en cuando, todos nuestros problemas de estreñimiento se solucionarían.
Así que, resumiendo, solamente existen cuatro motivos para comer carne, queso, leche y huevos: costumbre, tradición, comodidad y sabor.
Por otro lado, las sociedades consumidoras de carne son la causa raíz del hambre en el mundo: el 65% de la producción anual de cereales de todo el mundo se destina a alimentar a los 53.000 millones de animales terrestres que se matan cada año en este planeta. Eso sin contar con las decenas de miles de millones de animales marinos de las actuales piscifactorías. ¿Por qué no utilizar esos cultivos para alimentar a los 6.500 millones de habitantes del planeta? Si, además, añadimos la contaminación de la tierra, las aguas, la deforestación, las emisiones de gas de efecto invernadero… la causa número uno es la ganadería.
Volviendo entonces al motivo del sabor para comer carne: a mí también me encantan el sabor de la carne, los huevos, la leche, el queso. Yo no dejé de consumirlos porque no me gustaran, sino por una cuestión moral. Por decencia, por compasión hacia los animales con los que comparto el planeta. Y he aquí lo bueno de ser vegano hoy en día: que puedes lograr el mismo olor, sabor y textura de la carne, el queso y los huevos. Existen un montón de empresas que producen la versión vegana de los alimentos que os gustan a partir de soja, trigo, arroz y cáñamo. Existen los alimentos étnicos: la comida india, mexicana, de oriente medio, italiana, asiática… lo único que hay que hacer es sustituir la carne por tofu y tenemos una increíble variedad de platos y sabores entre los que elegir. Ser vegano no quiere decir comer aburrido.
Entiendo que hasta ahora muchos de vosotros podíais no contar con esta información. Pero ahora todo ha cambiado. Después de esta conferencia, cuando salgáis por esa puerta, podéis escoger ser radicalmente bondadosos y nunca más dañar de forma premeditada a otro animal para vuestro desayuno, comida o cena. Esas criaturas nunca se han aprovechado de vosotros ni os han hecho ningún tipo de daño, así que lo menos que podéis hacer es tratarlas por igual. También podéis seguir siendo radicalmente crueles, mantener el estado de las cosas tal y como está, aseguraros de que los animales no tienen libertad, de que se les roban sus bebés, se les cortan los picos y los cuernos, que pasan toda su vida amenazados por el cuchillo. Solamente espero vuestra decisión sea la acertada.
Tened en cuenta que el veganismo no se practica por cuestiones de salud. Un vegano come lo que come por altruismo, liberándose de su egoísmo, haciendo algo generoso por otros sin esperar nada a cambio.
Fuente: ladyverd.com - ¿Por qué soy vegano?
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